miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Estado es Gigante


Columna publica en El Financiero 12 de noviembre 2010

El día de ayer se votó en la Cámara de Diputados la primera Ley de Presupuesto del gobierno de la Coalición por el Cambio. Ahora será el turno del Senado.
Independiente del análisis del proyecto en particular –que considero un buen proyecto-, hay cifras generales que llaman la atención. Nuestro Estado es gigante. En efecto, el presupuesto 2011 contempla gastos por US$53.000 millones.
El gasto público ha estado ocupando cada vez mayor espacio en la economía. En efecto, si entre el año 2000 y el 2006 el gasto público representaba algo más del 18% del PIB, al año pasado el gasto púbico llegaba al 24,5%. Es decir, el Estado va creciendo.
Si miramos la situación fiscal, los últimos años han sido preocupantes. Durante el gobierno del ex Presidente Lagos, el crecimiento del gasto público creció de la mano del crecimiento del PIB. En cambio, durante el gobierno de la ex Presidenta Bachelet, el crecimiento promedio del gasto público superó el 10%, mientras que el PIB creció en promedio sólo 2,8%, es decir, el gasto público creció mucho más que el producto, y no sólo durante el último año.
Como consecuencia de lo anterior, en los últimos años pasamos de un superávit de un 1% a un déficit de 1,2% (o 3,1% si consideramos la nueva metodología que un panel de expertos está consensuando para medir el balance estructural).
Ahora bien, esta enormidad de gasto implica que el Estado está en todas partes y en muchas actividades.
¿Qué hacer ante este contexto? El nuevo gobierno tiene muchos desafíos: enfrentar la reconstrucción del terremoto, implementar su programa de gobierno, y reflejar su estilo de gestión del Estado a partir de este presupuesto 2011.
El proyecto aprobado en la Cámara ayer es coherente con estos desafíos y se enmarca en una lógica de enfrentar el terremoto, y al mismo tiempo iniciar un orden de las cuentas públicas y de la dimensión del Estado en la economía.
El gobierno ha comprometido una trayectoria del gasto público para todo su período conducente a reducir el déficit estructural. De igual manera, ha puesto foco en la actividad del sector privado, promoviendo las condiciones para un mayor crecimiento económico y un mayor desarrollo de los emprendedores.
Al analizar las partidas presupuestarias y la actividad del Estado, pareciera haber un espacio enorme para eficiencia y ordenamiento del gasto. El sólo análisis de las partidas presupuestarias de Educación y Salud, con US$10.000 millones y US$8.000 millones respectivamente, invita a pensar que hay espacio para mayor eficiencia. Si se observa cómo ha crecido el gasto en estas áreas y se contrasta con el rendimiento que ha tenido este gasto, queda en evidencia que la oportunidad de eficiencia es muy grande.
Para alcanzar esa mayor eficiencia en el gasto público y en el rol del Estado en la actividad económica en general, se requiere avanzar en tres pilares fundamentales: modernización del Estado, calidad de los directivos, y evaluación y rendición de cuentas.
En materia de modernización del Estado se requiere implementar lo acordado transversalmente por los expertos en el Consorcio de Reforma del Estado. No hay que inventar la rueda, sino implementar los cambios que con urgencia se requieren y que suelen quedar postergados por falta de prioridad política.
En materia de calidad de los directivos, la profundización de la Alta Dirección Pública es el principal desafío, y el foco debe ser el perfeccionamiento de la institucionalidad y de los convenios de desempeño.
Por último, el gasto y el tamaño del Estado serán objeto de revisión en la medida que exista buena evaluación y un buen sistema de incentivos para la rendición de cuentas.
En los últimos años el gobierno ha puesto el énfasis en el crecimiento del gasto y del actuar del Estado. Es momento ahora para poner énfasis en el crecimiento de la economía en general y en el desarrollo vigoroso del sector privado.

martes, 9 de noviembre de 2010

"La nueva derecha debe invitar a convocar, no a desunir"

Entrevista Diario La Segunda.
9 de Noviembre 2010

Diputado plantea que discusión instalada por el ministro del Interior “no es prioritaria”. Y asegura que “cuando algunos quieren apropiarse de un concepto de derecha o de una identidad que pertenece a todos, (...) son cosas que pueden dividirnos hacia el futuro”.

El fin de semana pasado fue la primera vez que el diputado UDI Ernesto Silva participó en un Consejo Directivo Ampliado.

“Hubo una buena discusión sobre cómo estamos y una inyección de energía en apropiarnos y comprometernos con el liderazgo del Presidente Piñera”, dice.

Silva —uno de los diputados más jóvenes de su bancada— dice que se siente “parte de una historia que se ha construido con esfuerzo”.

De ahí que mira con cautela la presentación que el ministro Rodrigo Hinzpeter realizó en las Termas de Cauquenes, sobre la “nueva derecha”.

—El sábado hubo temas que dejaron preguntas. Tenemos que buscar lo que nos une porque hay cosas que potencialmente nos pueden dividir en el futuro.

—¿Con el gobierno?
—No. Cuando algunos quieren apropiarse de un concepto de derecha o de una identidad que nos pertenece a todos.
Este Consejo reflejó que las cosas que están bien, se quieren proyectar. Las cosas que están mal, se quieren refundar. La Concertación se tiene que refundar, nosotros no queremos cambiar aquello que está andando bien: lo que permitió que hace 10 años casi llegáramos al Gobierno, lo que permitió que hoy seamos Gobierno y estemos haciendo cosas que valen la pena.

—¿Ud. sintió que Hinzpeter, al plantear la idea, está tomándose el concepto de derecha?
—Yo sintonizo mucho con la convocatoria del Presidente al invitar a sumarnos. La idea de buscar un concepto de nueva derecha es un desafío que, especialmente cuando lo plantea quien cumple el rol de jefe de gabinete, debe ser uno que invite a convocar, no a desunir.
Cuando tenemos tantos desafíos —la reconstrucción, la pobreza—, no entiendo que estemos discutiendo sobre teorías políticas, sobre cómo nos apropiamos de una idea de derecha que ya está encarnada en las personas. Tal vez lo que quieren es extender a la elite lo que hemos trabajado por 20 años.

—¿Es inoportuno plantearlo ahora?
—Hay muchas prioridades a 8 meses de Gobierno, y esta no es una de ellas.

—¿Qué puntos de la “nueva derecha” pueden desunir?
—Cuando se dice que va a partir algo de ahora hacia delante sin mirar lo que hicimos durante mucho tiempo para llegar al Gobierno, es potenciar un foco de desunión. Y es contrario a lo que plantea Piñera, que es trabajar unidos.
En eso me saco el sombrero por los liderazgos que hicieron oposición a la Concertación y construyeron una mirada de país que permitió que seamos Gobierno. La nueva derecha se ha construido durante mucho tiempo, desde las municipalidades, con liderazgos que han superado el 50%. Se ha construido con Joaquín Lavín, con la generosidad y liderazgo de Sebastián Piñera. Por eso este llamado a una nueva derecha no calza con la realidad que vivimos. Nuestros esfuerzos deben ayudar a unirnos, no a generar diferencias o apropiarse de una mirada.

—Pero el ministro reconoció el rol de Lavín y los partidos en generar esta nueva mayoría social.
—Tenemos que estar orgullosos de lo que juntos hemos creado con el tiempo. En ese sentido, lo que han hecho personas como Lavín, Pablo Longueira, Jovino Novoa, Andrés Allamand, Piñera y otros marcan una identidad de la que los jóvenes se sienten parte. A partir de eso tenemos que proyectarnos. No refundar.

—¿Cuánto de fundacional tiene este Gobierno? Hinzpeter dijo en revista Capital que “somos una derecha que se está fundando”.
—Desde el Gobierno podemos desarrollar en plenitud aquello que hemos logrado en años. No de la noche a la mañana obtuvimos casi el 50% de los votos el ’99, empatamos en las parlamentarias del 2001 y casi ganamos el 2005. Aquí ha habido una continuidad en las ideas.

—Esta gestión está marcada por su pragmatismo. ¿Es ese su sello?
—Una de las cosas que están en discusión es cómo abordamos los temas emergentes, pero siempre lo hemos hecho. El desafío no es ser sólo empáticos con ellos sino tener respuestas que reflejen nuestra identidad.

—En ese sentido, ¿esa “empatía” no choca con el hincapié que la UDI hace en los principios?
—La UDI bajo el liderazgo de personas como Longueira, Lavín, Novoa, ha mostrado una audacia para enfrentar los temas públicos muy grande. Nuestro desafío como Coalición es construir respuestas manteniendo nuestra identidad.

—Los mismos senadores que usted nombra, especialmente Novoa, han sido los detractores de las decisiones del Gobierno.
—El Presidente nos ha conducido de buena manera para desarrollar respuestas a los problemas que hemos enfrentado. Ha habido medidas transitorias que, sin eventos como el terremoto, no habríamos tomado. Y han sido adecuadas.

“Cuidar” a Golborne

—Hinzpeter también se encontró con Golborne en el Consejo UDI, después de decir que le “encantaría” que se ganara la opción presidencial, pero que “no me parece justo”.
—Me gustaría que cuando las personas piensen en la Coalición, piensen en nuestras ideas y líderes. En ese sentido hay que cuidar y potenciar el liderazgo de Golborne. Además, no cuestionaría la evaluación de las personas ante la tarea que él ha cumplido.