martes, 24 de enero de 2012

"No me siento parte de una derecha acomplejada"

"Una de las razones por las cuales soy un apasionado de la política es porque desde niño vi a un grupo de personas dedicarle años muy importantes de su vida y con mucho orgullo a producir cambios en Chile. Lo hicieron desde el gobierno, desde la empresa, desde el mundo de las ideas y desde muchos otros lugares. Vi muchos testimonios de eso, entre ellos el de mi papá (Ernesto Silva Bafalluy)", relata el diputado UDI Ernesto Silva Méndez, mientras recuerda cómo su padre lo marcó para siempre.

Silva Bafalluy, fundador y ex rector de la Universidad del Desarrollo (UDD), murió en agosto del año pasado y desde entonces a su hijo se le vio poco en la primera línea de la política nacional. "Sin duda el segundo semestre del 2011 y hasta ahora ha sido un periodo muy duro en lo personal y familiar. Ha sido una etapa más silenciosa", reconoce. Pero asegura que al mismo tiempo ha sido una época muy productiva en su tarea política, sobre todo en lo que fue la discusión de la Ley de Presupuesto y el reajuste del sector fiscal. También participó en la instalación de la red de profesionales jóvenes de la UDI.

Paralelamente, se incorporó al Consejo Directivo de la UDD. Muchos en ese plantel aseguran que su rol ha sido clave para mantener en alto el legado de su fundador. Tanto que pronto comenzaron los rumores de que Silva Méndez dejaría la política para dedicarse full time a la casa de estudios. "Por motivos naturales tengo un vínculo afectivo muy fuerte con la universidad y estoy orgulloso de lo que mi padre hizo por la educación desde la UDD. Creo que es un proyecto muy lindo y que seguirá creciendo con mucha fuerza hacia delante, pero yo tomé una decisión de entrar en política hace más de dos años y no veo motivos para cambiarla", asegura categórico.

Tan determinado está de seguir en la arena política, que el 2012 lo inauguró golpeando la mesa en contra de la incipiente propuesta del gobierno de reformar la estructura tributaria. "Si lo que se busca con esta reforma es entregarle más recursos al Estado para que éste decida cómo se deben gastar esos ingresos, poniendo en riesgo decisiones de crecimiento, inversión y empleo, yo no soy partidario", enfatiza. Del mismo modo, propone que las reformas al binominal apunten a dar más poder los ciudadanos y no a los políticos.

Hoy su cruzada es volver a gobernar con las ideas propias de la derecha: "No tenemos que sentir miedo de defender nuestras convicciones".

-¿Cómo está el estado anímico de la derecha hoy?

-Creo que es urgente que compartamos una agenda.

-Complicado, sobre todo después de la propuesta conjunta para reformar el sistema binominal que presentaron los presidentes de Renovación Nacional y la Democracia Cristiana el miércoles pasado. ¿Qué le pareció este acuerdo?

-Cada uno es libre de elegir sus amistades. Pero yo entiendo la política como un proyecto colectivo, y esto claramente se aleja del espíritu colectivo de la coalición.

-¿Y cómo evalúa la propuesta en sí?

- Mi temor es que se inicie un verdadero espectáculo de propuestas hechas con calculadora y que en definitiva son trajes hechos a la medida por políticos para políticos, sin mirar las necesidades de la gente.

-¿Cuáles serían estas necesidades?

-Si le preguntas a la gente si quiere darle más poder al Congreso, la respuesta más segura es que no. Sin embargo, esta propuesta incluye que el jefe de gobierno sea elegido por el Parlamento. No logro entender hacia dónde van los cambios propuestos, porque lo que a mi juicio hay que buscar es fortalecer la democracia y dar más poder de decisión a las personas en las cosas cotidianas. Eso demuestra lo equivocada que está la reforma planteada tanto en la forma como en el fondo.

-También propone avanzar hacia un sistema más proporcional.

-El sistema proporcional que funcionó en Chile hasta 1970 es el gran responsable del quiebre institucional y la polarización política que existió en Chile. Si queremos avanzar hacia la democratización del sistema, soy partidario de hacerlo a través de un sistema mayoritario y no proporcional.

-¿O sea no está cerrado per se a discutir el tema?

-El tema que hemos discutido con el gobierno es político, en términos de cómo encontramos puntos en común en una agenda cuando no hemos construido la mirada compartida. Las coaliciones políticas son efectivas y producen ideas que llegan a la ciudadanía cuando promueven con fuerza iniciativas que han construido. Me preocupa ver que en la agenda política en la reforma al binominal se ha querido priorizar el reformar antes de ver qué es lo que se quiere hacer. En materia tributaria lo mismo.

-¿Está en riesgo el futuro de la Alianza tras este episodio?

-Tiendo a pensar que ésta es una iniciativa del presidente de Renovación Nacional más que de los militantes y simpatizantes de ese partido. Me cuesta creer que las bases de RN estén cómodas en una alianza con la DC anclada en ideas en las que no creemos. Pero repito, cada uno es libre de elegir sus propias amistades.

-Pero de alguna manera RN y la DC acataron la interpelación del presidente Piñera a ponerse de acuerdo para avanzar en las reformas políticas.

-La gracia no es ponerse de acuerdo por ponerse de acuerdo, la gracia es hacerlo por cosas que valgan la pena. Creo, en todo caso, que hay algo positivo en el llamado del presidente en el sentido de que debe haber consenso para continuar, pero también me parece que por la vía del reto es muy difícil que podamos hacerlo. Para construir consensos en estos temas es necesario invertir tiempo y partir desde nuestras convicciones.

-¿Cree que de alguna manera en esta pasada el presidente soslayó su rol de conductor político?

- La carta de navegación tiene que estar dada por el programa de gobierno. En segundo lugar, y a falta de programa de gobierno en alguna materia, hay que ver si hay iniciativas que calcen con las necesidades de la gente y que también se adecuen a nuestras ideas. Si nosotros queremos escuchar a la gente, lo que tenemos que hacer es dedicar un porcentaje de nuestro tiempo en concordancia con el porcentaje de importancia que la gente les da a los temas: sólo el 2% de la ciudadanía prioriza el tema del binominal, entonces creo que debiéramos sólo dedicar el 2% de nuestro tiempo al binominal. Del mismo modo, más del 40% de la gente prioriza el tema de la seguridad ciudadana, entonces debiéramos dedicar igual cantidad de tiempo a buscar soluciones a ese problema.

-Pero no se puede gobernar siempre en base a las encuestas. El 2011 fue un año marcado por las movilizaciones sociales y las reformas políticas y tributarias se transformaron en nuevas demandas sociales.

-Está claro que la sociedad clama un cambio, pero la discusión para nuestra coalición y nuestra generación es qué dirección toma este cambio. Lo que pueden hacer los gobiernos es escuchar el sentir de la gente en términos de prioridades, pero tienen también el deber de conducir esos sentires desde ciertas ideas y hacia un norte. Creo que es ahí, en parte, donde hemos fallado, porque no tenemos que sentir miedo ni complejos de defender nuestras convicciones. Yo no me siento parte de una derecha acomplejada, y creo que nuestras ideas son populares y son ganadoras y que con ellas podemos enfrentar los temas que están planteados desde la coyuntura.

-¿Cree que el gobierno está intentando comprar paz social, como dijo Andrés Concha?

-Como coalición tenemos que saber a quién queremos darle en el gusto. Quienes nos votaron fue porque creyeron en nuestra propuesta. Yo no escuché a nadie que pidiera para que el país cambiara menos binominal ni más reforma tributaria. Es más, en la campaña presidencial del 2009 escuchamos a gritos "más Estado", pero "más Estado" perdió con Frei. Por eso creo que tenemos que ser fieles a nuestra propuesta, y ésa fue crecer y producir cambios a través de dar más trabajo y oportunidades.

Liberales vs. Conservadores

-¿Qué le parece que últimamente algunos lo comiencen a mirar como "díscolo"?

-Si por díscolo se entiende defender las ideas que han sido el corazón de la UDI durante mucho tiempo, por defender las ideas que nos llevaron a ser gobierno y por defender y promover las iniciativas de nuestro programa de gobierno, feliz que me digan díscolo.

-Llama la atención que la nueva generación de la UDI es incluso más dogmática y conservadora que algunos de los referentes clásicos del partido.

-Eso es una caricatura.

-¿Qué le pasa cuando lo motejan de conservador?

-Repito: no me siento parte de una derecha acomplejada y estoy muy abierto a escuchar nuevas ideas. Para algunos ser liberal pasa por encontrarles la razón en el diagnóstico y, peor aún, en las soluciones a los planteamientos de la izquierda; a veces pareciera que opera más la culpa. Estoy aburrido de escuchar todo el día cómo algunos explican en sus posiciones por qué no son de derecha y aparecen mendigando la aprobación de la izquierda. El haber pertenecido tanto tiempo a la oposición ha producido profundos complejos en muchos que sienten que sólo haciendo concesiones logran alcanzar un mayor apoyo. Recibir los aplausos de la izquierda para ellos es su máxima aproximación a ser verdaderos estadistas. Nada más equivocado: un verdadero líder es capaz de defender sus convicciones y convencer para finalmente alcanzar los acuerdos que respeten la coherencia entre sus actos e ideas.

Desafío generacional

-¿Hay algo de misión generacional en esto de pararse frente al gobierno y plantear las diferencias con las reformas que se proponen desde ahí?

-La inquietud con respecto a la relación con el gobierno ha sido una mirada transversal en los partidos. Creo que la han liderado sus propios presidentes de muy buena manera a lo largo de estos dos años, y ese proceso se ha ido consolidando.

-Pero los que han levantado la voz con más fuerza en el último tiempo han sido usted y otros de su generación, como Felipe Ward o Ena von Baer.

- Ante un Chile que pide a gritos cambios y que va a cambiar sí o sí con la inscripción automática, con el voto voluntario y con las reformas educacionales, se requieren nuevos rostros en los partidos que se sumen a los que ya existen para poder conducir ese cambio. Estos grupos tienen que tener una mirada colectiva de la política y tienen que estar arraigados en ideas, por eso a mí me parece bien que en el último tiempo hayan emergido nuevos liderazgos que quieran opinar y positivamente generar los contrastes que producen los acuerdos hacia el futuro.

-Pero a la generación que los precede le ha costado dar dar espacio a las nuevas generaciones. El caso más patente es el de José Antonio Kast, quien después de dos intentos por presidir la UDI se va a tener que conformar con estar detrás de Patricio Melero.

-La UDI es el partido que más alcaldes jóvenes tiene en Chile, el partido que más diputados jóvenes tiene, el que tiene más mujeres en política. Venir a decir que un grupo de personajes ligados a la UDI no permite la renovación es tener una mirada equivocada de lo que son las cosas. Sin embargo, pensar que vamos a seguir para siempre dependiendo de ellos tampoco es correcto. Si la nueva generación pretende que las respuestas no las construyamos nosotros, no vamos a ser capaces de asumir las responsabilidades en la UDI y en la conducción del Chile que tiene que desarrollarse. Por lo tanto la responsabilidad política hoy está en nosotros.

Fuente: Entrevista Revista Qué Pasa.

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