jueves, 6 de diciembre de 2012

¡Urgente un mejor clima político!

Columna Diario Financiero Julio Acabamos de terminar en el Congreso una agobiante tramitación del reajuste del salario mínimo. Lejos de ser la oportunidad para que todas las fuerzas políticas con representación popular debatiéramos sobre el valor del trabajo como herramienta para salir de la pobreza y revisáramos, pensando en Chile y no en la próxima elección, los errores y aciertos del pasado en esta materia, un sector de la oposición optó por utilizar la discusión para complicarle el camino al gobierno y para reiterar hasta el cansancio caricaturas y las legitimas aspiraciones de mejores condiciones de los trabajadores. Chile enfrenta un futuro inmediato con luces y sombras. Se mantienen las buenas noticias en materia económica, el país ha recuperado la capacidad de crecimiento que demostró los primeros años de los 90 y el desempleo ha caído a niveles históricos. Se avanza en distintos frentes, especialmente en tareas que estaban paralizadas hace años y que tienen un impacto directo en la igualdad de oportunidades para los más pobres y la clase media. Pero al mismo tiempo, estamos atentos a los efectos de una crisis internacional de la que es difícil escapar; y el malestar social, contenido por años por una Concertación que ofrecía paliativos, le ha impuesto una presión al gobierno y a todo el mundo político para adoptar decisiones que, a veces, amenaza con desbordarse. El gobierno de la Coalición se ha trazado desafíos que deberán ser abordados en los próximos meses, para aprovechar la oportunidad que tiene Chile de ser el primer país de América Latina que deje atrás el subdesarrollo y la pobreza. Pero no basta con el entusiasmo del gobierno y de la Coalición por el Cambio. O la Concertación se suma a buscar acuerdos beneficiosos para el país, o tendremos desastre tras desastre en materia de decisiones políticas. Si uno revisa la agenda legislativa de los próximos meses, tendremos temas de alta complejidad: reforma tributaria, financiamiento del Transantiago, reajuste del sector público, plan garantizado de salud, y, por supuesto, la ley de presupuestos. En ese sentido, el mensaje es claro: la oposición debe señalar ya si quiere conversar y construir o si quiere oponerse y obstruir. Si dialoga y construye, sin duda el país gana. Si se opone y sigue obstruyendo, claramente perjudica no sólo al gobierno, sino a quienes son beneficiaros de las políticas públicas. Si algo ha caracterizado la transición democrática, es que ha habido líderes en ambas coaliciones capaces de construir acuerdos relevantes. Ello permitió el gran acuerdo de reforma del Estado de 2003, las reformas políticas y sociales de las últimas décadas, y el éxito en el crecimiento económico y en el combate a la pobreza. Hoy vemos que la Concertación no tiene esos liderazgos y pareciera -en muchos momentos- no querer tenerlos. Es urgente un cambio de actitud. No podemos seguir legislando con un clima político polarizado y que no tiene capacidad de producir acuerdos. La reforma tributaria -que para muchos de nosotros ha sido proyecto alejado de nuestras ideas- es la oportunidad para ver si la oposición tiene la disposición de sentarse a conversar y retomar la senda de buenos acuerdos, algo que, hasta ahora, parece haber olvidado.

No hay comentarios: